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Mostrando entradas de septiembre, 2007

Ave María Purísima

El amigo Juvenal me envía esta colaboración que le surgió a bote pronto y que no puedo evitar compartir con todos vosotros. -Ave María Purísima... -...sin pecado concebida, hijo mío, ¿qué te trae por aquí? -Padre, me acuso de haber abandonado a mi compañera. Bueno, la cosa es algo más compleja... Es que resulta que cuando hacíamos aquello, arañaba un poco en el roce, y además no terminaba de fluir. Yo intentaba no apretar mucho, porque ya sé que eso le hace daño... A veces probaba con el dedo humedecido y eso mejoraba un poco. Pero ya sabe, el verano, las sequedades... se estaba haciendo casi imposible hacerlo y no quería ser drástico forzándola, no quería hacerle sufrir. Pero por otra parte deseaba con todas mis fuerzas hacerlo, y los días de abstinencia se me hacían interminables... y en la confusión del deseo, intenté a sus espaldas otras experiencias... -Bueno, si no recuerdo mal, tenías otras compañeras, y hay algunos modernos que piensan que, en estado de necesidad, acudir a otra

Waterman, el Arma de la Paz

Por si alguien desconoce el dato y se extraña del reclamo publicitario de la empresa, la razón reside en que Lloyd George, Primer Ministro británico, firmó el Tratado de Versalles en 1919 con una estilográfica Waterman. Bonito anuncio, y mucho más su mensaje si realmente fuese cierto que la pluma y la palabra sustituyeran a otros instrumentos en la consecución de la paz. Aunque no me engaño y sé que también con estilográficas y palabras se han promovido guerras y violencia. El problema, por tanto, reside en la mano que empuña el instrumento. ¡Qué lástima!