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El plumífero viajero: Milán

El plumífero viajero que aterriza en Italia se encuentra de golpe con un universo estilográfico que no podía imaginar, sobre todo, como es mi caso, si procede de una periferia española en la que hay de malvivir de la oferta de apenas dos honrados pero limitados comercios y de los vientos que soplen por ese monstruo que es El Corte Inglés. Son numerosísimas las marcas italianas que siguen apostando por la estilográfica, y no sólo como objeto de uso distintivo, sino como lo que es: un instrumento de escritura. Esta idea cuesta trabajo creerla hasta que se pasea por las ciudades italianas, ya que lo que a España suele llegar de la pluma transalpina es la deslumbrante pieza que pocas personas se atreverán a llevar a diario en el bolsillo. Cuando se entra en una papelería italiana se comprende rápidamente que alguien nos ha estado engañando: hay plumas Delta o Aurora desde 30 Euros, hay otras marcas prácticamente desconocidas en nuestro país que con precios muy correctos no renuncian a esa
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Ave María Purísima

El amigo Juvenal me envía esta colaboración que le surgió a bote pronto y que no puedo evitar compartir con todos vosotros. -Ave María Purísima... -...sin pecado concebida, hijo mío, ¿qué te trae por aquí? -Padre, me acuso de haber abandonado a mi compañera. Bueno, la cosa es algo más compleja... Es que resulta que cuando hacíamos aquello, arañaba un poco en el roce, y además no terminaba de fluir. Yo intentaba no apretar mucho, porque ya sé que eso le hace daño... A veces probaba con el dedo humedecido y eso mejoraba un poco. Pero ya sabe, el verano, las sequedades... se estaba haciendo casi imposible hacerlo y no quería ser drástico forzándola, no quería hacerle sufrir. Pero por otra parte deseaba con todas mis fuerzas hacerlo, y los días de abstinencia se me hacían interminables... y en la confusión del deseo, intenté a sus espaldas otras experiencias... -Bueno, si no recuerdo mal, tenías otras compañeras, y hay algunos modernos que piensan que, en estado de necesidad, acudir a otra

Waterman, el Arma de la Paz

Por si alguien desconoce el dato y se extraña del reclamo publicitario de la empresa, la razón reside en que Lloyd George, Primer Ministro británico, firmó el Tratado de Versalles en 1919 con una estilográfica Waterman. Bonito anuncio, y mucho más su mensaje si realmente fuese cierto que la pluma y la palabra sustituyeran a otros instrumentos en la consecución de la paz. Aunque no me engaño y sé que también con estilográficas y palabras se han promovido guerras y violencia. El problema, por tanto, reside en la mano que empuña el instrumento. ¡Qué lástima!

¿Y qué escribir durante las vacaciones?

En el post anterior hablaba sobre la pluma que me gusta llevarme cuando salgo de viaje. El problema es que en esas situaciones puede pensarse que no hay tiempo para escribir. El constante ajetreo, las idas y venidas, las visitas, la diversión, el cambio de espacios, parece que se convirtieran en una barrera insalvable entre la realidad y la escritura. Sin embargo, a mi me gusta llevarme una estilográfica y una libretilla para ir componiendo sin prisas ni obligaciones un pequeño diario de lo que voy viendo y de lo que pienso sobre lo que voy contemplando. A menudo me sucede que capto mejor los monumentos, lugares o situaciones que vivo cuando horas o días después me siento ante la moleskine e intento describir y reflejar las sensaciones. Por ese motivo la escritura se convierte en una herramienta indispensable del viajero, supongo. La escritura se convierte en pausa necesaria que permite valorar el propio viaje, en cauce de la reflexión y, por tanto, en vehículo que permite un mayor ap

¿Qué pluma me llevo de viaje?

Con la llegada del verano aparecen también lo viajes y la duda sobre la estilográfica que debe acompañarnos. En mi caso, me decanto por la Kaweco AL Sport por las siguientes razones: Tiene un peso muy ligero y, aunque pueda parecer una tontería, hay momentos en que se nota hasta un gramo de más. Es muy pequeñita, lo cual es un problema para escribir largo y tendido, pero una ventaja si de moverse de acá para allá se trata. Al estar fabricada en aluminio, es muy resistente y soporta bien los golpes y roces. Utiliza carga por cartuchos estándar, lo que evita el engorro de tener que transportar el tintero y da la seguridad de poder encontrar repuesto de tinta en casi cualquier lugar al que se viaje. El plumín que monta es F con trazo realmente fino, hecho que convierte esta Kaweco en una pluma ideal para escribir en pequeñas libretas o anotar mapas o servilletas. Además, es un pluma bastante barata (unos 30 €), de modo que si se pierde o te la despistan, el sufrimiento por la pérdida econ

La libreta como complemento de la estilográfica

La opción por la estilográfica es una opción por la escritura, tal y como yo lo entiendo. Y cuando uno se lanza a escribir -y no me refiero a la escritura creativa, sino a la anotación de lo que ves, lo que piensas, lo que quieres recordar- la libreta pequeña de bolsillo se hace indispensable. No siempre encontramos un papel, y si lo encontramos es posible que se acabe perdiendo entre los recovecos de nuestros bolsillos. La libreta, en cambio, siempre está ahí, dispuesta a recibir los trazos de nuestra pluma que anotan un teléfono, una frase, una cita, un garabato o una historia. Todo es bien recibido. Hay personas que acaban convirtiendo sus libretas en objeto de arte, maravilla salidas de las manos de quien tiene algo que decir y la competencia necesaria para hacerlo. Eso es lo que podemos encontrar en las moleskine de Juan Rayos, un dibujante que comparte en la Red sus apuntes en unas libretas que me parecen maravillosas. Os dejo los enlaces a dos de ellas: Moleskine A. Moleskine B.

El uso de la estilográfica es contagioso

Desde hace algo más de dos años vengo usando la estilográfica a diario. Antes me había dejado ganar por el "lado oscuro" y mi escritura se apoyaba el roller barato, preferentemente Pilot, pero no recuerdo muy bien por qué, un día limpié y cargué una de mis viejas plumas y me di cuenta de que el placer que se obtiene usándolas no puede ser igualado por ningún otro instrumento. En estos dos años de mi nueva etapa como usuario de la pluma me he dado cuenta de que su uso es tremendamente contagioso. Los amigos, los compañeros de trabajo te ven escribir con pluma e inmediatamente se lanzan a rebuscar entre sus cajones para sacar al aire las suyas. Ya sé que es un chiste fácil, pero no puedo evitar pensar que esto de sacar la pluma es como lo de "salir del armario": uno se atreve y otros en similares circunstancias se dan cuenta de que es tan fácil como decidirse a dar el paso. Debiéramos acuñar, por tanto, los amantes de la estilográfica un nuevo sintagma que nos identif