En el último post escribía sobre la indudable vinculación entre estilográficas y vida de cada cual. Estas piezas son como retazos de vida con los que nos chocamos de cuando en cuando y, como por ensalmo, ponen a funcionar la maquinaria del recuerdo.
Eso es, precisamente, lo que me sucedió con la Sheaffer (¿modelo Imperial?) sobre la que escribí y también con otras muchas plumas que guardo en mi cajón. Eso es lo que me sucede con esta Waterman, pequeña y coqueta, que mi padre empleó durante años. La contemplo y le estoy viendo en su mesa garabatear las sábanas de balance que cada semana traía a casa para terminar el trabajo que en la oficina no tenía tiempo de acabar. Sus dedos cortos se enroscaban a la perfección en esta estilográfica y formaban una unidad, un único cuerpo que parecía pensado expresamente para escribir columna tras columna, línea tras línea.
En alguna ocasión he intentado usarla, pero no era una pluma para mí. Mi mano es mucho más grande y me falta trayecto en la pieza para garabatear con comodidad. Además, no puedo evitar pensar que se trata de la estilográfica de mi padre, que él sigue viviendo en ella ¿No dicen que las plumas no se prestan? Pues esta Waterman, por tanto, sigue perteneciéndole; él la hizo a su mano y su mano a ella. Para mí es, simplemente, un gran recuerdo, lo más cercano a mi padre que poseo, probablemente, y me siento incapaz de hurtárselo después de muerto. Fue su pluma, y lo sigue siendo.
Comentarios
Tengo una Waterman del año 77 de Oro de 18k, pero no tengo ni idea de su valor.
No solo el valor de su material sino tambien la antiguedad, etc.
Si me podeis ayudar os dejo mi direccion de correo para que os pueda enviar alguna foto y me decis.
artillogimenez@hotmail.com
. Un saludo, y gracias