Ir al contenido principal

La pluma y el escritor: Ramón Gómez de la Serna

Las estilográficas sirven para escribir y la escritura, como dejó dicho Ramón Gómez de la Serna, no es más que "una petulancia contra la muerte"; por tanto, la pluma se convierta en el instrumento creado por la mano del hombre para consagrarse a su vanidad.

De entre los seres humanos que mayor petulancia ante la muerte presentan destacan sobre manera los escritores, que ya recomendó el espléndido Augusto Monterroso que se escribiera siempre para la posteridad:
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.
El escritor, según esta línea de pensamiento, reta a la muerte con la esperanza de vencerla en singular combate armado con una estilográfica como única herramienta mágica capaz de darle la victoria. O al menos así era antes de la aparición de los bolígrafos, roller, ordenadores personales, grabadoras de voz y demás parafernalia tecnológica.

Consciente de la importancia que para él tienen sus estilográficas, Ramón Gómez de la Serna les dedicó un capitulillo en su Automoribundia, especie de autobiografía entre lo terrible, lo nostálgico y lo humorístico, que publicó en 1948. Os lo pego a continuación.
Yo ya tengo siete plumas estilográficas en funciones; pero he tenido más, que se me han perdido, me las han quitado o se me han muerto. Mis plumas supervivientes podrán decir lo que dicen, con más presunción que dolor, los vástagos vivos de las grandes familias: "Éramos veinte, pero sólo vivimos siete".

Hay la pluma que produce erratas quizá por propia comodidad, que sugiere la confusión, que no remata las letras. Hay la que tiene buena letra, la buena letra que a mí me falta casi siempre. Hay la que quiere a toda costa hacer letra redondilla, con los ojos de las oes muy hechos y cerrados. Hay la que tiene una letra cercenada, enconada, más sincera que las demás y con la que el pensamiento disfruta rematando ideas. Hay la que quiere describir y se esmera en eso. Hay la novelesca, que va trazando los tipos y sus pasiones como si se confesase, como si le dictase cada personaje y cada situación las palabras necesarias. Y hay muchas clases más, con distintos pruritos cada una, con su facilidad y su dificultad correspondientes.
Me parecen acertadísimas las palabras de Gómez de la Serna, porque cada estilográfica tiene su propia personalidad que, en cierta manera, se impone a la de su propietario. No sé si os pasará también, pero mi letra cambia bastante según con qué pluma escriba. Los trazos suben al cielo o se hunden en las profundidades. En algún caso, incluso, mi letra parece ser obligada por la herramienta a iniciar el camino de la abstracción. En fin, que las plumas parecen tener vida propia, hasta el punto de que a veces pienso si no serán seres vivos que esperan con paciencia en las vitrinas de las tiendas hasta que un desafortunado pobre ser humano se encandile de sus formas y colores y la haga suya. Desde ese momento ya no se sabe quién es el propietario y quién la herramienta. Se trata de una relación similar a la que dejó escrita Julio Cortázar en el Preámbulo a sus Instrucciones para dar cuerda a un reloj:
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Comentarios

ONDA ha dicho que…
Le felicito muy sinceramente por esta entrada, tomo las palabras de Ramón para llevarlas como prefacio a una entrada en mi blog sobre unal water aun le man 100

Entradas populares de este blog

Estilográfica y Navidad

Hubo un tiempo en que una de las primeras opciones era regalar un pluma y las distintas marcas se esforzaban por estas fechas en lanzar campañas publicitarias en las que mostraban sus productos estrella. Este anuncio de Esterbrook opta por el motivo del Árbol de Navidad para captar la atención del comprador potencial Wahl Eversharp también fue directa en su campaña publicitaria: Aurora nos felicitaba la Navidad con su modelo 88: Ya hace tiempo de eso. Ahora el regalo navideño oscila entre la última maquinita, el decodificador que todo lo decodifica, el perfume que se nos mete por el ojo de la televisión o cualquier otra cosa que nos asalta desde los escaparates y que en muchas ocasiones acaba arrumbada en la profundidad de alguno de nuestros cajones. Quizás fuera bueno hacernos la pregunta que nos planteaba Parker hace algún tiempo en una de sus campañas: En fin, como este año creo no haber sido demasiado malo, espero que los Reyes Magos de Oriente hagan una parada en su recor

El plumífero viajero: Milán

El plumífero viajero que aterriza en Italia se encuentra de golpe con un universo estilográfico que no podía imaginar, sobre todo, como es mi caso, si procede de una periferia española en la que hay de malvivir de la oferta de apenas dos honrados pero limitados comercios y de los vientos que soplen por ese monstruo que es El Corte Inglés. Son numerosísimas las marcas italianas que siguen apostando por la estilográfica, y no sólo como objeto de uso distintivo, sino como lo que es: un instrumento de escritura. Esta idea cuesta trabajo creerla hasta que se pasea por las ciudades italianas, ya que lo que a España suele llegar de la pluma transalpina es la deslumbrante pieza que pocas personas se atreverán a llevar a diario en el bolsillo. Cuando se entra en una papelería italiana se comprende rápidamente que alguien nos ha estado engañando: hay plumas Delta o Aurora desde 30 Euros, hay otras marcas prácticamente desconocidas en nuestro país que con precios muy correctos no renuncian a esa

Estilográficas alemanas

En esto de las plumas uno se deja llevar por sus manías, como en casi todo en la vida. Yo tengo cierta fijación por las estilográficas alemanas y por eso, os dejo un listado de marcas por si tenéis algo que añadir, que comentar, sugerir o lo que sea: Kaweco. La primera en el tiempo. Yo tengo un par: una Sport de alumnio, reciente, y una DIA de los años 40. Geha. Osmia. Marca que después se transformó en Faber-Castell. Faber-Castell. Maravillosas. Tengo una Progress del 56 con capuchón dorado y una eMotion actual de cuerpo de madera de cerezo. Montblanc. No se puede decir casi nada. Tengo un par de 221 y una 224 muy hermosa, con capuchón dorado. Reform. Creo que se trata de una marca austriaca nacida a finales de los 50. No sé si sigue existiendo en la actualidad. Pelikan. Los Reyes Magos me dejaron al pasar una M 215 hermosísima. Soennecken. Un clásico. Rotring. Waldmann. Elysée. Wende. Una marca que construyó en los años 50 modelos inspirados en las Pelikan. Tengo la suerte